COMO NIÑOS
Mateo 18:3
Jesús está enseñando la necesidad de ser como niños para entrar al reino de los cielos. Está hablando de la necesidad de cambiar.
Este cambio implica dos cosas, volverse y hacerse. Volverse es desaprender y abandonar las prácticas de la vieja vida carnal y mundana. Hacerse como niños es aprender y hacer las obras de la nueva vida en Cristo. Aun cuando estas dos obras tienen su inicio en la conversión, el día en que aceptamos y recibimos por la fe al Señor Jesucristo como nuestro Salvador, el camino de desaprender y aprender dura toda la vida del cristiano.
La conversión, el volverse a Dios, es totalmente necesaria para la salvación, para entrar al reino de Dios, Juan 3:3,5. Si no nos volvemos a Dios en arrepentimiento y fe no podemos nacer de nuevo como hijos de Dios en el reino de Dios, Marcos 1:15.
Pero ya como hijos de Dios es necesario crecer en la nueva vida, transitar en el proceso hacia la madurez espiritual, no quedarse como niños espirituales, Hebreos 5:11-14. Y es necesario vivir como corresponde a nuestra nueva identidad, dar los frutos que corresponden a nuestra nueva vida, Mateo 3:8.
Tanto para la conversión como para el caminar en la nueva vida necesitamos al Espíritu Santo. El Espíritu Santo es quien produce el nuevo nacimiento, Juan 3:6,7. El Espíritu Santo es quien nos guía y enseña en la nueva vida, Juan 14:17,26.