ENVIADOS
Juan 20:21
Los que hemos recibido la salvación en Jesucristo somos enviados como testigos suyos. Hemos sido rescatados de una vida caída, viciada y corrompida en este mundo, recibiendo una nueva vida que la vivimos en el Espíritu de Dios. Y ahora somos enviados al mundo. Tenemos un mensaje que compartir, tenemos una experiencia que contar, y tenemos una nueva vida que mostrar.
No somos enviados solos ni desvalidos. El Señor viene con nosotros. El mismo poder que lo llenó a él nos llena a nosotros.
Como él venció al mundo, nosotros también vencemos al mundo. El mundo no lo pudo controlar ni dominar. No pecó. Vivió como tenía que vivir y desarrolló la obra que le fue encomendada. Nosotros también podemos caminar como vencedores.
Como suyo es todo el poder tanto en el cielo como en la tierra, también nosotros vamos investidos de poder. Es el poder de lo alto que nos capacita para serle testigos aun atravesando dificultades, aun haciendo muchos esfuerzos y aun pasando por sufrimientos.
Él predicó el evangelio, enseñó la palabra de Dios e hizo discípulos, y nosotros también predicaremos, enseñaremos y también haremos discípulos. Ciertamente habrá quienes no crean, pero su palabra la guardaron y la nuestra también será creída y obedecida por muchos.
Jesucristo tuvo compasión de la gente y fue movido a misericordia. Nuestros corazones irán siendo transformados, el corazón de piedra será cambiado por el corazón de carne, y también nosotros podremos tener compasión de la gente y tendremos misericordia de la gente.
A Jesús no le faltaron los recursos necesarios para cumplir con su misión, ni tampoco a sus discípulos, y a nosotros tampoco nos faltarán. Jesucristo nos envía y él nos proveerá.
Ya hemos sido enviados, ahora tenemos que ir. Tenemos el mandato de Jesucristo y debemos de ser obedientes.