SIGUE SIENDO LLENO DEL ESPÍRITU SANTO
Hechos 4:23,24;29-31
Los primeros creyentes de Jesucristo reunidos en oración fueron llenos del Espíritu Santo aquel día de Pentecostés, Hechos 2:4. Una vez más Dios cumplía su palabra; la promesa del Padre, como les había enseñado Jesucristo, había venido sobre ellos, y todos fueron investidos de poder de lo alto, Lucas 24:49.¡Había comenzado la Iglesia del Señor Jesucristo!; la que Él edificaría y contra quien no prevalecerían las puertas del hades.
La presencia y el poder del Espíritu Santo les llevó a vivir y dar testimonio de forma poderosa. Todos mantenían comunión con Dios por medio de la oración y la Palabra; vivián unánimes en amor fraternal; y daban a conocer la salvación de Dios en Jesucristo, Hechos 2:42-47.
Pero a la vez que comenzó la Iglesia también comenzó la guerra contra la Iglesia, la persecución contra los creyentes y seguidores de Jesucristo, Hechos 4:2,3.
La Iglesia conocía la promesa de edificación y victoria, Mateo 16:18. Y sabía de la necesidad del poder del Espíritu Santo de Dios para perseverar y prevalecer en la fe y en la vida de Dios hasta el fin y para llevar el evangelio hasta lo último de la tierra, Hechos 1:8.
La Iglesia ya había visto a Dios salvar a multitudes, Hechos 2:41; y había visto a Dios hacer milagros, Hechos 2:43; 3:8-10.
Y la Iglesia, ante la necesidad, la misión y la persecución, buscó una vez más a Dios.
La respuesta de Dios fue llenar a su Iglesia una vez más con el Espíritu Santo, “y todos fueron llenos del Espíritu Santo” Hechos 4:31.
Jesucristo en su victoria, omnipotencia y fidelidad seguiría edificando a su Iglesia. Pero como Él mismo enseñó, la iglesia tendría que vivir y hacer la misión de la misma manera que Él fue enviado, Juan 17:18. Lucas 4:18,19, ¡Jesucristo fue enviado ungido por el Espíritu Santo y la Iglesia es enviada ungida por el Espíritu Santo!
El resultado de aquella llenura del Espíritu Santo fue que la Iglesia:
Hablaba con denuedo la palabra de Dios y muchos se convertían a Jesucristo, Hechos 4:31; 5:14.
Siguió perseverando en el amor y servicio fraternal, Hechos 4:32,34.
Obreros eran llamados y puestos por el Señor, Hechos 6:3,8.
Recibió abundante gracia y era usada por Dios para hacer milagros, Hechos 4:33, 5:12.
La continua llenura del Espíritu Santo en la Iglesia, a pesar de la necesidad, debilidad y persecución, permitió que la obra de Dios siguiera siendo hecha, Hechos 6:7.