UNA VIDA COMPLETA
Los discípulos habían conocido a Jesús, y habían creído en Jesús como el Mesías, como el Salvador y Señor. Habían comenzado una vida maravillosa. Eran completamente libres y tenían la verdad para construir sus vidas. Sabían que su destino era el cielo con el Padre pero ya en este mundo podían tener comunión verdadera con él. Ahora conocían al Espíritu del Señor. Parecía que lo tenían todo, que ya Jesús los había completado. Simón se había convertido en Pedro y ahora sería pescador de hombres. Parecía que ya eso era todo, que no había más para Pedro.
Sin embargo Jesús les dijo que necesitaban recibir todavía más. Todavía el Padre tenía una promesa más para darles. Tenían que entrar a la dimensión de una vida de servicio en el poder de Dios para que sus vidas fueran completas. Y todos fueron bautizados en el Espíritu Santo. Habían entrado a una nueva dimensión de vida, a una vida de servicio poderoso para el Señor. ¡Ahora sí tenían vida en abundancia!
En Juan 10: 10 Jesús nos llama a recibir y vivir una vida en abundancia. Cuando somos salvos Dios comienza en nosotros su buena obra. Comienza a construirnos a imagen de Jesús porque solo en él está la vida, la eterna y abundante. Ese es el propósito divino, que seamos como Jesús. Pero esta vida de abundancia, ser como Jesús, sería incompleta si no fuéramos ungidos con el Espíritu Santo como lo fue Jesús. Leemos en Lucas 4: 18, 19, que Jesús fue ungido, llenado con el Espíritu Santo, para una vida de abundancia, una vida poderosa de servicio a Dios.
Y Jesús también quiere que nosotros seamos llenos con el Espíritu Santo para que nuestras vidas sean verdaderamente completas, de abundancia, Hechos 1: 8. Es una promesa del Padre que quiere cumplir en todos nosotros, Lucas 24: 49.
Así podremos ser testigos eficaces. Eficaces por nuestra palabra, por nuestro comportamiento, por nuestras buenas obras y por el poder de Dios por medio de nosotros. Para una vida en abundancia somos construidos a la imagen de Jesús y somos enviados como fue enviado Jesús, lleno del Espíritu Santo.
Sabiendo bien todo esto, y sabiendo que estamos en los postreros días y que estos tiempos son malos, el apóstol Pablo nos aconseja a vivir siendo llenos del Espíritu Santo. Efesios 5: 15-18. Porque se puede vivir la vida abundante en estos tiempos malos, pero no será llenos del mundo sino llenos del Espíritu Santo.