GUIADOS PARA VIVIR COMO HIJOS DE DIOS
Romanos 8:5,6,9,11,13-17
Los que han recibido a Cristo, los que han creído en su Nombre, son de Cristo, están en Cristo, han sido hechos nuevas criaturas, hijos de Dios (2ª Corintios 5:17; Juan 1:12). En ellos mora el Espíritu de Cristo que les da testimonio de que verdaderamente son hijos de Dios. Éstos son guiados por el Espíritu de Dios para vivir como corresponde a verdaderos hijos de Dios (Romanos 8:14).
Los hijos de Dios son guiados por el Espíritu a tener comunión con el Padre Celestial, a llamarlo Papá; a mantener una vida perseverante de oración, Mateo 6:6-13, y a mantener una vida perseverante de meditación en su Palabra, Juan 14:26, 16:13.
Y también son guiados por el Espíritu Santo a clamar al Padre para ser ayudados y hacer morir las obras de la carne para no perder la paternidad del Padre Celestial y no volver a la esclavitud y condenación del pecado. Lo que para nosotros no es posible es posible para el Espíritu por cuanto para él nada es imposible, todo lo puede; él vivificará nuestra vidas.
En comunión con el Padre Celestial y en obediencia a la guía del Espíritu, el Espíritu nos ayudará a pensar y ocuparnos en las cosas del Espíritu, sirviéndole conforme a su voluntad, trayendo como fruto vida y paz, venciendo en nosotros lo que viene a producir muerte y temor.
El Espíritu Santo nos suministrará, como herederos que somos, de las riquezas celestiales, para hacer posible que andemos en la vida abundante que Cristo vino a darnos.
Es necesario que entreguemos por completo nuestras vidas al Espíritu Santo y confiemos plenamente en él para vivir como hijos de Dios, libres y sin temor, dando fruto y en paz.