AVIVA TU OBRA
¡Que el Espíritu Santo avive la obra de Dios!
Como oró Habacuc que fuera avivada la obra de Dios (Habacuc 3: 2), así también oramos nosotros que venga su reino como nos enseñó Jesucristo (Mateo 6: 10).
Que los seguidores de Jesucristo sean revitalizados por el Espíritu Santo (despertados, restaurados, renovados, fortalecidos). Oren, den testimonio de él con palabras, comportamiento y con hechos. Porque ¿Quién puede avivar a un creyente sino el Espíritu Santo?.
Así, avivados por el Espíritu de Dios, seremos colaboradores de Dios en traer su reino, en que avance su reino: dándose a conocer, obrando con poder, estableciendo su dominio en los corazones, transformando y usando personas, y manifestando su gobierno en nuestro derredor.
Que la gente que no le conoce reciba hambre y sed de Jesucristo y le busquen. Porque ¿Quién puede poner este deseo en el alma de las personas sino el Espíritu Santo?
¡Que el Espíritu Santo produzca la salvación en el Nombre de Jesucristo!