PUESTOS LOS OJOS EN JESÚS

 Hebreos 12:1-3

Necesito fijar mi mirada en Jesucristo; poner toda mi atención en Jesús. Porque esta es la única manera de poder continuar en la carrera de la fe y de acabarla. Y porque esta es la única manera de servirle con la garantía de llevar fruto (Juan 15:5).

Fijar mi mirada en Jesús es mirar su carácter para yo ser transformado a su imagen.
Fijar mi mirada en Jesús es mirar sus obras para yo continuar con su misión, haciendo la tarea que él me encomiende; haciendo las buenas obras que él ya preparó para mí.
Fijar mi mirada en Jesús es mirar su palabra para creerla y obedecerla y así poder aplicarla a mi vida; y tener un mensaje para compartir con el que necesita conocerlo.

Al poner mis ojos en Jesús, podré despojarme de lo que me estorba para vivir y servir como cristiano. Podré deshacerme de pesos que no debo llevar, sea que yo mismo los he tomado o porque otros lo han puesto sobre mí. Y también dejaré mis pecados sobre la cruz para que no me esclavicen y me impidan seguir adelante.
Al poner mis ojos en Jesús, recibiré nuevas fuerzas para seguir (Isaías 40:31); recibiré nuevos recursos para continuar con la tarea (Apocalipsis 5:12). Unido a Jesús es que podré dar fruto. Podré decir: “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
Al poner mis ojos en Jesús, seré fortalecido en fe y aún mi fe será reparada si fue dañada. Nada me separará del amor de Dios, profundizando en mi amor por Cristo (Efesios 3:14-19).
Al poner mis ojos en Jesús, no retrocederé, no me rendiré (Hebreos 10:39).

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